SANTIAGO DE CHILE / MONTEVIDEO – Hoy, 22 de diciembre, el mundo conmemora uno de los episodios más asombrosos de la historia contemporánea: el rescate de los 16 sobrevivientes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. Tras 72 días perdidos en el "corazón de las tinieblas" de la cordillera, la noticia de que había vida donde solo se esperaba muerte paralizó a todo un continente.
El rugido de los rotores: El fin de la pesadilla
La mañana de este 22 de diciembre no fue una mañana cualquiera en la zona de Los Maitenes. El sonido de las palas de los helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile rasgó el silencio andino. A bordo iba Nando Parrado, quien después de una caminata sobrehumana de 10 días, regresaba como guía para rescatar a sus hermanos de la "Sociedad de la Nieve".
En el glaciar, el grupo de sobrevivientes, debilitados por la inanición y las temperaturas extremas de hasta $-30°\text{C}$, observó con incredulidad cómo los puntos negros en el cielo se transformaban en máquinas de rescate. El "Milagro de los Andes" se materializaba frente a sus ojos.
Crónica de una odisea imposible
La tragedia comenzó el 13 de octubre de 1972. Un error de navegación llevó al Fairchild FH-227D a estrellarse contra un risco, deslizándose por un glaciar hasta detenerse bruscamente. De las 45 personas originales, el impacto y las primeras noches de frío polar redujeron el grupo drásticamente.
Lo que siguió fue una lucha por la supervivencia que desafió toda lógica biológica y ética:
- La suspensión de la búsqueda: Al décimo día, escucharon por una radio a transistores que el mundo los daba por muertos. Fue en ese instante cuando decidieron que, si querían vivir, debían actuar.
- El pacto de entrega: Ante la falta total de vegetación o animales, los sobrevivientes tomaron la decisión más difícil: la antropofagia por necesidad. Hicieron un pacto sagrado: si alguno moría, su cuerpo serviría para que los demás pudieran seguir luchando.
- El alud: Por si el hambre no fuera suficiente, una avalancha sepultó el fuselaje durante tres días, matando a ocho personas más y poniendo a prueba su resiliencia psicológica.
La expedición final: 10 días hacia la gloria
Cansados de esperar una muerte segura, Nando Parrado y Roberto Canessa iniciaron la travesía final. Sin equipo de alta montaña, cruzaron picos de más de 5,000 metros de altura con la sola fuerza de sus pulmones y su fe.
El encuentro con el arriero Sergio Catalán al borde del río Azufre fue el catalizador del rescate. Catalán, tras recibir el mensaje escrito en un trozo de papel atado a una piedra, cabalgó durante horas para alertar a los carabineros chilenos. Su intervención fue la pieza clave que permitió que hoy, más de cinco décadas después, estos 16 hombres puedan contar su historia.
