Quito, 2 de noviembre del 2025.
 Estrés y dolor corporal: por qué tu cuerpo sufre cuando estás ansioso. 
El estrés no solo afecta la mente: también tiene un impacto directo en el cuerpo. Cuando estás bajo presión o ansiedad, tu organismo activa la llamada respuesta de “lucha o huida”, un mecanismo evolutivo que prepara al cuerpo para enfrentar un peligro. Esto provoca una serie de cambios físicos que, si se mantienen por mucho tiempo, pueden generar dolor y molestias.
1. Liberación de hormonas del estrés
 El estrés activa las glándulas suprarrenales, que liberan cortisol y adrenalina. Estas hormonas aumentan la frecuencia cardíaca, tensan los músculos y alteran la circulación sanguínea. Si los músculos permanecen tensos durante mucho tiempo, pueden aparecer dolores de cabeza, cuello, espalda o articulaciones.
2. Tensión muscular constante
 Cuando estamos estresados, los músculos tienden a contraerse de manera sostenida, incluso sin que nos demos cuenta. Esto provoca rigidez, calambres y dolor muscular. Es común notar molestias en la zona del cuello, hombros y espalda baja.
3. Inflamación y sensibilidad al dolor
 El cortisol en exceso puede alterar la respuesta del sistema inmunológico y aumentar la inflamación en el cuerpo. Esto puede intensificar la sensación de dolor y hacer que ciertas molestias que normalmente ignorarías se vuelvan más notorias.
4. Cambios en la postura y movimientos
 El estrés también afecta cómo nos movemos y nos sentamos. Adoptar posturas encorvadas o tensas mientras trabajamos o caminamos contribuye a dolores musculares y articulares.
5. Dolor somático y percepción
 El estrés afecta el cerebro y la forma en que este interpreta las señales del cuerpo. Algunas personas sienten dolor más intenso cuando están ansiosas, porque el sistema nervioso central amplifica las señales de malestar.
¿Qué puedes hacer para aliviarlo?
- Practicar ejercicios de relajación, como respiración profunda o meditación.
 - Realizar actividad física regular para liberar tensión acumulada.
 - Dormir lo suficiente para que el cuerpo pueda recuperarse.
 - Masajes o estiramientos suaves para relajar los músculos.
 - Evitar el exceso de cafeína y azúcares refinados que pueden empeorar la tensión.
 
En resumen, el dolor que sientes cuando estás estresado no es “imaginario”: es el resultado de cambios hormonales, tensión muscular y un sistema nervioso hiperactivo. Aprender a manejar el estrés ayuda a reducir tanto la incomodidad física como el impacto en tu bienestar general.