Quito, 21 de Julio del 2025.
Ecuador y la deuda persistente con China por la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
La construcción de la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, una de las obras de infraestructura más emblemáticas y costosas de las últimas décadas en Ecuador, continúa generando repercusiones financieras y técnicas para el país. A pesar de haber sido inaugurada en 2016, los problemas estructurales y las condiciones del financiamiento externo siguen afectando la estabilidad fiscal del Estado ecuatoriano.
Según cifras oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas, Ecuador mantiene una deuda vigente de USD 1.523 millones con el Eximbank de China, que fue la entidad que otorgó los préstamos para financiar el desarrollo del proyecto. Este monto forma parte de una deuda total de USD 2.385 millones que Ecuador aún debe a entidades bancarias chinas, producto de al menos cuatro préstamos estratégicos relacionados con proyectos energéticos y de transmisión eléctrica.
La inversión inicial para Coca Codo Sinclair fue de USD 1.682 millones, pero los costos totales superaron los USD 2.300 millones, en parte debido a problemas técnicos no previstos durante la ejecución. Uno de los más graves ha sido la detección de al menos 17.000 fisuras en los distribuidores y otras partes críticas de la infraestructura, lo que ha puesto en duda la durabilidad y calidad de la obra.
⚖️ Arbitraje internacional y fallas en la construcción
A raíz de estos fallos estructurales, la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP) inició un proceso de arbitraje internacional contra Sinohydro (ahora Power China), la empresa constructora, reclamando una indemnización de al menos USD 580 millones. El Estado ecuatoriano argumenta que las fallas detectadas comprometen seriamente la operación segura de la planta y que las reparaciones definitivas podrían ser extremadamente costosas, e incluso imposibles.
En un intento por mitigar el impacto económico de esta disputa, el gobierno ecuatoriano logró firmar, en julio de 2025, un acuerdo conciliatorio con Power China por un valor de USD 400 millones. Este acuerdo contempla que la empresa china se encargue de la operación y mantenimiento de la hidroeléctrica durante un período determinado, a cambio de resolver parcialmente el conflicto legal.
📅 Cronograma de pagos hasta 2039
La deuda con el Eximbank de China tiene un cronograma de pagos extendido, con vencimientos que se proyectan hasta el año 2039. Durante 2025, Ecuador deberá desembolsar USD 49,6 millones, mientras que en 2026 los pagos aumentarán a USD 84,2 millones. A partir de allí, las cuotas irán disminuyendo progresivamente.
Este esquema de pagos se suma a los desafíos fiscales del país, en un contexto de ajustes presupuestarios y necesidades urgentes de inversión social. Además, la vinculación de algunos préstamos con compromisos petroleros ha sido objeto de críticas y ha generado debates sobre la soberanía energética y financiera.
🤝 Controversias y cuestionamientos al acuerdo con Power China
El acuerdo con Power China, si bien representa un alivio parcial ante el arbitraje, no ha estado exento de controversias. Algunos sectores políticos y técnicos han cuestionado la falta de transparencia en la negociación, así como el hecho de que la operación y mantenimiento de una infraestructura crítica sea entregada nuevamente a la misma empresa que ejecutó una obra con serios defectos.
Aunque el Estado mantiene la propiedad de la hidroeléctrica, existen temores sobre posibles nuevas condiciones impuestas por China en futuras renegociaciones o en la implementación del acuerdo de mantenimiento. El proceso legal aún no se cierra totalmente, y se espera que continúen las acciones en tribunales internacionales hasta que se logren acuerdos definitivos.
📌 Conclusión
La hidroeléctrica Coca Codo Sinclair representa una lección compleja para Ecuador: una obra estratégica de gran magnitud, pero con un alto costo financiero, técnico y político. La combinación de una deuda multimillonaria, problemas estructurales, arbitrajes internacionales y acuerdos controvertidos la convierte en uno de los casos más emblemáticos de las relaciones con China en materia de infraestructura.
Ecuador seguirá pagando la deuda hasta 2039, mientras intenta resolver los pasivos técnicos y jurídicos que aún arrastra esta gigantesca planta hidroeléctrica.