Kiev. Un nuevo ataque aéreo ruso dejó al menos 22 muertos y 85 heridos en las ciudades de Zaporizhzhia y Kamianske. Entre los objetivos se encuentran una prisión y un hospital, lo que ha desatado una ola de condenas internacionales por parte de organismos de derechos humanos y gobiernos occidentales.
Este ataque ocurre en medio de una creciente presión diplomática encabezada por el expresidente estadounidense Donald Trump, quien busca posicionarse nuevamente como líder internacional en su campaña electoral. Trump lanzó un ultimátum público a Moscú: “Tienen entre 10 y 12 días para avanzar hacia un alto al fuego, o afrontarán un endurecimiento de sanciones económicas”. Este anuncio, aunque carente de respaldo oficial del gobierno actual, ha tenido eco en medios globales y ha sido interpretado como una jugada estratégica.
Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, se estima que han muerto más de 350.000 personas, la mayoría civiles. Más de 7 millones de ucranianos han sido desplazados. Las conversaciones de paz han fracasado sistemáticamente, y mientras Rusia continúa su ofensiva, Ucrania exige más armamento y respaldo occidental.
Analistas internacionales consideran que el llamado de Trump busca capitalizar el deseo de paz de la población estadounidense y europea, pero advierten que un alto al fuego no se logrará sin el involucramiento directo de potencias como China o Turquía. La UE, por su parte, ha redoblado esfuerzos diplomáticos para garantizar la estabilidad del continente, ya que los precios del gas y los alimentos siguen siendo volátiles por efecto del conflicto.