Mientras Europa observa con preocupación, Rusia dio un paso militar significativo: convocó a 135.000 nuevos reclutas para su ejército este otoño, la movilización más grande desde 2016.
La nueva “realidad híbrida” y las advertencias europeas
En paralelo, autoridades europeas han empezado a calificar los ataques con drones, sabotajes cibernéticos y otras agresiones no convencionales como parte de una “nueva normalidad” de guerra híbrida. El ministro de Justicia de Dinamarca, Peter Hummelgaard, comparó estos episodios con el terrorismo del 11 de septiembre: “Híbrido ya es parte de nuestra nueva realidad”.
Esa analogía no es decorativa: países como Dinamarca, Suecia y en general naciones europeas del norte han reforzado su cooperación para intercambiar recursos antidrón y protocolos de defensa compartida.
El contexto militar ruso
La convocatoria masiva de soldados forma parte del esfuerzo de Moscú por reforzar su aparato militar en medio del conflicto prolongado con Ucrania. Esta medida podría responder tanto a la necesidad de reponer fuerzas como a una estrategia de intimidación hacia países limítrofes y aliados europeos que apoyan a Ucrania.
Además, recientes hallazgos de drones rusos estrellados o con fragmentos en territorio moldavo y rumano han tensionado aún más la situación en Europa del Este.
Rusia también ha abandonado recientemente la Convención Europea contra la Tortura, una señal simbólica de su retirada de ciertos compromisos de derechos humanos con organismos europeos.
Tácticas de guerra híbrida: drones, ciberataques y más
Con la proliferación de drones de largo alcance y bajo costo, Rusia ha recurrido a infiltraciones aéreas, reconocimiento no tripulado, ataques selectivos e incluso sabotajes contra infraestructuras críticas. Muchos de esos ataques pueden tener un carácter ambiguo —interceptables, difíciles de atribuir directamente— lo que les da ventaja en la “guerra gris”.
Para varios gobiernos europeos, estas tácticas no son incidentes aislados, sino componentes estructurales de una estrategia diseñada para debilitar por desgaste, generar miedo y limitar la respuesta convencional del enemigo.
Reacción y preparación europea
Europa ha empezado a ajustar sus marcos defensivos. Países como Dinamarca planean legislar para neutralizar drones, mientras que Suecia ya ha enviado equipo antidrón a su aliado danés.
Las alianzas dentro de la UE y la OTAN están intensificando los intercambios de inteligencia, adquisiciones conjuntas de tecnología defensiva y fortaleciendo sus líneas cibernéticas. El objetivo es anticiparse a las amenazas híbridas y responder de forma coordinada.
Riesgos y perspectivas
- Escalada militar regional: si Rusia decide implicar directamente fuerzas convencionales contra países vecinales o zonas fronterizas, podría desencadenar un conflicto de mayor envergadura.
- Guerra por delegación: ataques híbridos permiten a Rusia operar con menor costo político o militar directo, delegando acciones mediante grupos proxies o unidades encubiertas.
- Vulnerabilidad pública: la dependencia de la tecnología, redes de energía y comunicaciones hace que los países europeos sean cada vez más susceptibles a ataques cibernéticos o sabotajes físicos.
- Guerra de desgaste: aunque no se declare un conflicto abierto, la acumulación de agresiones pequeñas podría erosionar la estabilidad política y social de naciones europeas.
En conclusión, Rusia apuesta por una combinación de presión militar y ofensiva híbrida para avanzar sus objetivos estratégicos, mientras Europa intenta adaptarse a un escenario de conflicto donde lo convencional y lo encubierto se mezclan cada vez más.